Cuento Simple (Nueva Edición)

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Cuento Simple – Edora Castro

Había una vez una niña muy soñadora, durante mucho tiempo sus sueños eran amargos, dramáticos y llenos de mucho dolor y sufrimiento, creía en el sacrificio y en las cosas obtenidas a través del sufrimiento primario.

Durante muchos años obtenía algunas cosas buenas con mucho sacrificio y sufrimiento previo, con el sudor de su frente. Hasta que un día,  DESPERTÓ y aunque despertó con mucho dolor, se dio cuenta que podía seguir soñando y cambiar el aspecto de su sueño y el color con el que veía las cosas, entonces, poco a poco en la medida en que soñaba y sentía en positivo, de forma genuina, con todo su corazón,  comenzó a llenar su vida de colores, como los del arcoíris, y empezó recibir pequeñas bendiciones.

A medida que iba recibiendo iba enlazando más y más cosas buenas. Fue entonces que se dio cuenta de la importancia de agradecer y por cada cosa que le iba sucediendo (y las que no) iba agradeciendo, y fue así como incluyó en su cotidianidad el agradecimiento en cada una de las cosas que pasaban o no en su vida. Diariamente agradecía su provisión, el lugar que le daba cobijo, las personas con las que se rodeaba, su familia, su ciudad, su país, agradecía aún y hasta las cosas que no le gustaban porque la hacían reflexionar y mejorarlas y transformarse. Yo soy agradecida, YO SOY GRATITUD.

Entonces se interesaba en nutrirse y aprender lo más que podía, ponía su mayor disposición y disponibilidad por ser mejor persona, por hacerlo mejor.

Fue cuando empezó a cambiar los hábitos dañinos y dejó de esperar las desgracias y comenzó a esperar bendiciones y entonces empezó a recibir bendiciones. Con su despertar se dio cuenta que podía influir en las personas así como otros influían en ella, entonces decidió influir de manera positiva y aportar palabras, acciones, pensamientos positivos a todo y a todos, decidió dejar de hablar mal de otros, prefirió que si no tenía nada bueno que decir de otros era mejor no decir nada, decidió ver el lado bueno de todo lo que le pasaba porque al final se daba cuenta que hasta lo que parecía una tragedia, escondía algo bueno para ella.

Se dio cuenta (como estaba despierta) que las pequeñas acciones también cambian al mundo. Me dispongo a cambiar.

Decidió sonreír porque veía que cuando sonreía las cosas mejoraban: se sentía dispuesta al bienestar y las personas estaban dispuestas a servirle y ayudarla. «Las puertas se abren cuando sonríes» – pensó.

Un día decidió experimentar y dar «Buenos días» en todos los lugares que entraba y con la sonrisa ya adquirida le fue mucho mejor. Encontró más disposición de las personas hacia ella y entonces pensó: puedo pedir las cosas de buena manera y así obtendré lo que requiero, ¡sé que puedo decirlo mejor! Y entonces ocurrió que se abrían más puertas. Y si encontraba a alguien que no podía ayudarla, esa misma persona le refería a quién si podría hacerlo para lo que necesitaba en ese momento, entonces dio GRACIAS porque reconoció la BENDICIÓN de la actitud y la disposición a hacerlo mejor y estar bien, reconoció que la magia estaba dentro de ella. Que al conectar con la “magia” entonces la magia se hacía visible y tangible y ocurrían los milagros. «También puedo ser amable y recibir amabilidad. Yo soy amable. La magia habita en mí. Yo soy mágica» – afirmó.

Se dio cuenta  que una cosa buena la llevaba a otra mejor. Aunque claro, eventualmente aparecía la adversidad, pero ya no se sentía derrotada ni perdida. Se daba cuenta inmediatamente (porque estaba despierta) que eso ocurría para cambiar algo, para mirar algo que no estaba se había atrevido a mirar y que podía transformarlo, accionando distinto, hacer las cosas diferentes y obtener otro resultado: el resultado que quería. Yo soy creadora de mi realidad.

Dejó de sentirse culpable por los otros porque se dio cuenta de su poder interior y al sentirse bien con ella misma, las cosas de los otros dejaron de tener peso en su vida porque observó la importancia del PODER DE DECISIÓN: cuando ella decidió, todo cambió, entonces pensó: TODOS PODEMOS DECIDIR. Yo decido sentirme bien conmigo. Yo soy inocente.

Se dio cuenta que las palabras y acciones positivas también traían prosperidad y aún en los momentos más críticos sus necesidades estaban cubiertas porque milagrosamente “SIEMPRE” aparecía lo que requería, entonces dejó de temer y comenzó a confiar y a estar atenta porque todo y todos los que llegaban a su vida, traían algo bueno para ella. Yo soy opulente. Todo está cubierto en mi mundo.

Era muy curiosa y soñadora, soñaba con viajar y conocer el mundo y comenzó a viajar y a experimentar el cambio dentro de ella cada vez que viajaba, se dio cuenta que podía lograr cosas aún y cuando no tenía aparentemente los recursos y todo parecía ir en contra y ocurría lo que parecía imposible: los regalos, las posibilidades, entonces pensó: Mi mundo es un mundo de posibilidades infinitas.

Un día decidió que quería mejorar su cuerpo y decidió: me sentiré mejor, voy a hacer ejercicios y optó por experimentar haciendo yoga y descubrió un mundo nuevo, vio que su cuerpo tenía mucha  más flexibilidad de la que ella creía (así como su mente conectada a su poder interior) comenzó a avanzar en la disciplina y la constancia y su mente comenzó también a ser más flexible, dejó de juzgar, aprendió a ser más disciplinada y constante en sus acciones diarias y comenzó a sentirse saludable y dijo: Yo soy saludable. Tengo salud perfecta.

Otro día decidió meditar sonriendo y agradeciendo con su corazón, comenzó a hacerlo diariamente y descubrió que podía ser más creativa y saludable, su humor mejoraba y si algo no estaba bien, entonces comenzaba a mejorar o le llegaba la idea  o las personas  o recursos para mejorarlo, se dio cuenta de la importancia del silencio y la respiración consciente y agradeció la guía y asistencia. Yo soy Paz. Todo lo que busco está dentro de mí.

Un buen día entre tantas cosas que pensaba se dio cuenta que jamás iba a dejar de soñar y de accionar porque eso la mantenía VIVA Y ALEGRE, observó que algunas cosas las lograba y otras no, pero ya no sufría por las que no lograba, tomaba otro camino pero no desistía de sus sueños, de los que habitaban en su corazón. También se dio cuenta que iba cambiando y que mientras cambiaba, algunos de sus sueños también, sabía que vivía en el mundo de lo posible y que TODO ES POSIBLE, integró la disciplina, la constancia y la actitud,  porque la conectaban con la magia de las posibilidades y de los milagros. Principalmente se dio cuenta que si quería  un mundo mejor, que si quería cambiar al mundo, que todo cambiara, entonces tenía que comenzar por algo y comenzó por ella misma. No había otra forma de cambiarlo que cambiando ella misma y que para que eso ocurriera tenía que DECIDIRLO. Ella decidió cambiar. Pensó: «Cambio mi vida cuando cambio mi manera de pensar. Con amor cambio mi vida.  YO decido cambiar, decido hacerlo diferente».

Fin

Edora Castro 27/03/2016  – Editado el 21/05/2024

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