Esta frase surgió en una conversación de alguien que me llamó para que ayudara a otra persona.
Muchas veces vemos que alguien está destruyendo su vida, podemos observar claramente que va directo al barranco y en nuestro afán de servir y de ayudar, que viene intrínseco en cada uno de nosotros, hacemos cosas creyendo que es lo mejor para esa persona, que cuando haga lo que nosotros le decimos va a mejorar.
No nos damos cuenta que a lo mejor, posiblemente, tal vez, maybe, quizás, lo que le está ocurriendo es justamente lo mejor que le puede ocurrir, lo que requiere para un cambio profundo y definitivo en su vida, ese evento que finalmente lo llevará a la verdadera transformación y que si seguimos interviniendo no lo logrará. Una de las cosas que más entorpece el avance y los procesos concienciales es no respetar el libre albedrío de los otros (sea cual sea el rol que representa para cada uno).
Esto se hace muy presente en los padres e hijos, cuando en nuestra posición (de padres) creemos que tenemos autoridad para decidir por nuestros hijos, me refiero a hijos adultos, mayores de edad y con cédula que pueden cargar con las consecuencias de sus propias decisiones, o en las parejas que creen que el otro tiene que hacer lo que el otro dice para que todo funcione.
La desesperación de ver a alguien que eligió destruirse puede llevarnos a irrespetarlo, sin embargo, posiblemente es un paso necesario para reconstruirse y convertirse en “el mejor SER que puede ser”. Podríamos colocarnos en una posición de verdadera ayuda y preguntarle por ejemplo: ¿Qué quieres hacer? ¿Cómo te puedo ayudar? ¿Te gustaría ser ayudado?
Con amor
Edora
Esta lectura hay que recordarla siempre, cuantas veces de manera consciente o inconsciente hemos irrespetado al otro por nuestro afán de ayudar sin tomar en consideración la decisión del otro. Gracias por ayudarnos una vez más a poner los pies sobre la tierra
Excelente,gracias Edora por ser parte de mi vida
me gusta, que bien tu blog
éxitos
El eterno complejo de ambulancia ¡Esto me encantó! ¡Te amo! ¡Y Punto!